Por: José Gregorio Vielma Mora Insisto esta semana en el tema de la seguridad porque, como era de esperarse, ya empezó nuestra precaria y triste oposición a lanzar críticas contra estos operativos especiales dirigidos a frenar el auge del paramilitarismo en todo el país.
Para nosotros en el Táchira es normal hablar de la presencia de paramilitares por nuestra condición fronteriza y por la violencia histórica de la República de Colombia. Este fenómeno además, que ya había permeado las principales ciudades del país y numerosos pueblos de los estados llaneros, lo denominamos paramilitarismo como una forma de hacer referencia a organizaciones criminales, altamente entrenadas en distintas formas de violencia delictiva –homicidio, secuestro, robo a mano armada- pero sólo en eso se parecen a las formadas en la hermana República colombiana. Estas poseen características especiales de alta peligrosidad para nuestra sociedad porque parecen heredadas de los pranatos que, hasta hace poco, dominaban nuestro sistema penitenciario, es decir organizaciones con dominio territorial y aceptación de su poder en el lugar dominado. Por fortuna en casi la totalidad de nuestras cárceles se han venido desmontando estas estructuras de poder que intentan ponerse al margen de cualquier control por parte del Estado y sus leyes.
El caso de la Cota, barrio popular de la ciudad de Caracas es el ejemplo más claro de esta deformación delictiva. Allí los malandros intentaron crear un territorio bajo sus propias reglas, una especie de territorio liberado para sus fechorías y abusos. Fue necesario actuar con fuerza, firmeza y estrategia para desarticular las bandas cuyas prácticas ilegales no se supeditaban a ese sector sino que eran parte de los grupos que azotan nuestra capital diariamente.
Ahora bien, ¿Cómo es posible que las miles de familias de habitan en ese barrio no hubieran reaccionado a través de la denuncia oportuna? Terror y miedo es la única respuesta, pero además desorganización del pueblo, individualismo y, hay que decirlo, poca confianza en sus organismos de seguridad, seguramente por ver algunos funcionarios actuando conjuntamente con estos malhechores.
El Estado por fuerza constitucional, es el único autorizado para ejercer la violencia a través de sus organismos de seguridad, con pleno respeto a los derechos humanos y en defensa de las personas y sus bienes. De allí que las posiciones asumidas por voceros de la oposición –encubiertos bajo la figura de ONGs- no solamente es torpe sino peligrosa. Esto último porque al ponerse a la defensa de los delincuentes parecieran tener algún vínculo con ellos. Y si, como está demostrado son capaces de actuar contra el pueblo a través de la guerra económica para empobrecerlo, no es difícil imaginar que también estimulen y tengan relación con estas bandas criminales para dañar aún más a las venezolanas y venezolanos. Ellos son capaces de cualquier cosa con tal de desestabilizar este gobierno, al fin y al cabo llevan más de 15 años demostrando que les importa poco su país y su pueblo.
Como dijo esta semana nuestro Presidente Nicolás Maduro, vamos a llegar hasta donde sea necesario para frenar a tiempo este nuevo ensayo terrorista de la oposición, esta asociación con fuerzas oscuras y criminales para generar caos e ingobernabilidad. Nuestro gobierno regional ya se prepara para estas acciones que, con seguridad serán aplaudidas por todas y todos. Ya lo anuncie en mi contacto semanal con los tachirenses a través de los medios de comunicación locales, vamos con todo y con la fuerza de la legalidad en defensa de nuestro pueblo para liberarlo de esta nueva amenaza. Reconocemos que la delincuencia común ha estado siempre presente y que, a pesar de los esfuerzos hechos hasta ahora por la revolución, es un mal estructural e histórico como lo explique en este mismo espacio la semana pasada, pero estamos en presencia de un nuevo y macabro fenómenos en el cual concurren muchas fuerzas oscuras y ocultas. Vamos a actuar con la fuerza necesaria pero en el Estado Táchira llegó el momento de atacar, de una vez por todas al paramilitarismo de nuevo tipo.
Como siempre cuento con mi pueblo y con la conciencia de su responsabilidad en este peligroso intento de seguir dañando a nuestra Patria. Requerimos aumentar nuestras redes de inteligencia y obtener información del pueblo. Sin miedo y de una vez por todas acabaremos con el neoparamilitarismo.
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