Por: Juan Alberto Sánchez
García La dinámica económica del Táchira está plenamente identificada y valorada, así como definidas las prioridades de inversión de acuerdo a las actividades de desempeño que presenta la entidad.
En el mes de mayo del año pasado, como resultado del llamado gobierno de calle, que implementó el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro y que se caracterizó por hacer unas rondas de reuniones y conversaciones con los diferentes sectores que conforman la economía tachirense, se pudo obtener un diagnostico veraz y oportuno de la realidad local, sus necesidades más urgentes y prioridades.
El mismo Presidente Nicolás Maduro en acto público en los pabellones, presentó un resumen ajustado de unas 76 propuestas que servirían para despegar la economía tachirense, propuestas, que fueron tamizadas por los propios actores que conforman la vida económica de la región.
En esa cita se anunció la creación de una Zona Económica Especial para el Táchira, acción que llenó de esperanza a quienes aquí hacen vida, por las innumerables razones que ese instrumento puede significar para lograr cambiar los indicadores económicos y sociales que hoy se tienen, y echar adelante un vasto programa de reactivación económica.
Fue un encuentro sincero y esperanzador de los actores que hacen posible el desarrollo económico del estado Táchira, entre ellos, industriales, empresarios de diferentes ramas, productores agrícolas, emprendedores y hasta soñadores que piensan y apoyan la construcción de un Táchira prospero económica, social y culturalmente.
Vinieron los sucesos de Febrero y Marzo de este año y eso trajo como consecuencia que se instalaran las mesas de La Conferencia de Paz, allí volvieron a darse cita en unas reuniones bien dinámicas y organizadas por sectores, los medianos y pequeños empresarios diseminados por toda la geografía tachirense, los que están trabajando en las zonas industriales de Ureña, San Antonio, La Fría, Paramillo y Barrancas, y todos como en un coro musical al unísono, volvieron a insistir por enésima, vez sobre las dificultades que existen para poder producir con eficiencia y competitividad en textil, metalmecánica, autopartes, plástico, marroquinería, carrocerías, calzado y pare usted de contar.
Lamentablemente la sociedad venezolana sigue padeciendo del síndrome del olvido, y el no seguimiento planificado a las decisiones que se toman y los compromisos que asumen todos actores involucrados, hacen que se queden en el baúl de los recuerdos, y eso es precisamente lo que siempre ha frustrado y llenado de incertidumbre, desesperanza y desaliento, a los verdaderos industriales, empresarios, emprendedores y en general a todos quienes loablemente luchan día a día por construir un Táchira del tamaño de sus sueños.
Esta semana la alocución del Vicepresidente para el área económica, indicó la implementación de varias Zonas Económicas Especiales y sorprendidos quedaron los tachirenses, me imagino que incluido el propio gobernador del estado, cuando no se mencionó al Táchira dentro de esas Zonas Económicas Especiales.
Y es lamentable que esto siga sucediendo, porque ya no se trata de que el gobernador sea o no afín al gobierno nacional, se trata más bien de una visión de desarrollo que no focaliza la importancia estratégica que geopolíticamente representan estos 11 mil 100 kilómetros cuadrados de territorio, el millón y medio de ciudadanos que aquí hacen vida, las potencialidades que existen desde el punto de vista industrial, minero, turístico, agropecuario, deportivo y hasta cultural; con una dinámica fronteriza única en Venezuela que existe y existirá, además, muy pocos estados del país, tiene la bondad de contar con las fortalezas del Táchira y sus zonas industriales, aeropuertos, universidades, tecnológicos, hoteles, posadas turísticas, agricultura, ganadería, centros de investigaciones en varias disciplinas, instalaciones deportivas de primer orden y tantas otras, que advierten de una fortaleza incalculable y latente para que su gente viva bien.
Si definitivamente no se cambia el modo de hacer gestión y política pública, seguirá el país y sus diferentes regiones, andando en una bicicleta estática, donde la persona se sube, anda, suda y gasta energía, pero que no se mueve del metros cuadrado donde está instalada la bicicleta, como sucede en un gimnasio.
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