(Por: Juan Alberto Sánchez García) Venezuela cuenta con talento humano que luego se ha moldeado en los diferentes centros de estudio, investigación y en la propia vida diaria y cotidiana.
Los Lutier mejor conocidos como constructores o reparadores de instrumentos musicales se encuentran repartidos en diferentes lugares del territorio nacional, son unos verdaderos maestros trabajando la madera hasta verla convertida en un cuatro, una mandolina, una guitarra, un violín, un bajo, un violonson entre otros instrumentos de cuerda.
Aquí en el Táchira tenemos varios virtuosos de este arte, quienes generalmente en talleres caseros muy modestos, fabrican instrumentos musicales de alta calidad y reconocimiento nacional e internacional.
En la población de Seboruco, hay un joven lutier quien descubrió su potencial intrínseco para la fabricación de instrumentos musicales, cuando trabajando de ayudante de carpintería le pidieron reparara un cuatro que se había roto, allí se descubrió como Lutier y comenzó esta noble profesión, que hoy abraza como modo de vida, y dada la calidad de los instrumentos que fabrica, se ha convertido en una referencia nacional para los amantes y profesionales del arte de la música.
Este talentoso Seboruquense, orgullo tachirense, ha hecho de su profesión un verdadero camino hacia el logro de interesantes descubrimientos de maderas locales que son de excelente calidad para la fabricación de instrumentos musicales, maderas éstas, que generalmente deben ser importadas y cada día se hace más difíciles traerlas al país.
Los programas que maneja el Ministerio del Poder Popular para La Cultura y la gobernación del Táchira, a través de su Dirección de Cultura, debe avocarse a promover mecanismos de apoyo económico, para consolidar la actividad de los Lutiers, que están diseminados en varios municipios del estado, así como incentivar proyectos de investigación sobre el uso de maderas locales e innovaciones, tan necesarias en el mundo de hoy.
El Táchira tiene el privilegio de contar con varias escuelas de enseñanza musical a nivel de los municipios, que ayudan a despertar a temprana edad la vocación musical en los niños, que poco a poco van consolidándose como músicos consagrados y profesionales.
De otra parte la Universidad Nacional Experimental del Táchira, ya tiene una carrera de música, que le confiere titulo académico universitario a quienes la estudian, de modo que hay todo un andamiaje propenso para hacer del Táchira otra cantera musical de Venezuela.
Aquí los vecinos de Cúcuta, acaban de inaugurar con la cooperación económica de Japón, un taller de construcción y reparación de instrumentos musicales, dotados de las últimas tecnologías, que pueden servir de modelo para simularlo en nuestro estado Táchira.
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