Por: Carlos Garcia Solo tres letras para definir las
relaciones naturales entre seres humanos, como” Situación de tranquilidad y
buena relación entre los miembros de un grupo”.
Corta la palabra, pero de
amplísimo contenido significativo, de profunda importancia para la
supervivencia del género humano, de vital aplicación para vivir como
ciudadanos, sin distingos de color, creencias, posiciones políticas,
concepciones ideológicas, etc. Base primigenia de la convivencia humana.
En nuestro país, La Paz se ha
visto alterada, atacada por grupos minoritarios que quieren imponer a las
mayorías nacionales su concepción racista, discriminatoria, de la sociedad y de
la política.
Se está recurriendo a la
violencia, como arma indiscriminada para atacar a Gobierno, a pueblo y buscar
el enfrentamiento entre venezolanos como método para desestabilizar el país y
facilitar la intervención armada extranjera.
Oímos, este miércoles 26/02/2014,
durante la instalación de la Conferencia por la paz, convocada por el
Presidente de la República, a representantes de los sectores Políticos,
económicos, sociales, culturales, jóvenes, estudiantes, mujeres, etc. Y
encontramos una coincidencia general entre la variedad de planteamientos
expuestos: Todos quieren, necesitan, anhelan y buscan La Paz.
Hubo señalamientos muy acertados
sobre las causas de la violencia y la necesidad de resolver problemas
económicos, políticos, sociales, culturales, para atacar y aislar la violencia
construyendo la Paz.
Hubo algunas voces disonantes,
sobre todo de sectores del mundo económico que casi pusieron como condiciones
para la paz, la defensa cerrada de sus intereses, poniendo como causal de la
violencia el problema del desabastecimiento y la supuesta parálisis del aparato
productivo Nacional. Se cuidaron bien de no hablar de la guerra económica que
está aupando la violencia al aumentar el desabastecimiento, de no hablar del
contrabando de extracción de alimentos y artículos de aseo y limpieza, de no
hablar de la injerencia extranjera en nuestros asuntos caseros y por supuesto
tampoco hablaron del papel que están desempeñando ciertos personeros de la
oposición en la organización, entrenamiento, planificación y ejecución de la
violencia en zonas donde las alcaldías están en sus manos, lo mismo que alguna
gobernación.
Varios voceros de diferentes sectores,
pidieron honestidad, claridad, transparencia, en una palabra, sinceridad en el
diálogo. Lo que no sabemos es si ellos van a respetar esa condición y no van a
hacer lo mismo que en ocasiones anteriores: hablaron con el gobierno, acordaron
acciones y no cumplieron.
Para el sector económico
(Fedecámaras), el problema de la violencia se reduce a cambiar la política
económica del gobierno y casi llama a la renuncia de la Revolución Bolivariana
y Socialista, contradiciendo incluso sus señalamientos al aceptar que tienen
capacidad para producir y distribuir alimentos, pero que lo harán condicionado
la acción a la respuesta que el gobierno
dé a su chantaje económico. Para estos sectores, aunque algunos reconocieron,
los avances sociales, económicos, vivienda, salud, educación; son irrelevantes,
pues su única meta es enriquecerse cada día más y derrotar la Revolución
Bolivariana.
El pueblo debe estar muy atento,
en alerta permanente, sobre las conversaciones para denunciar e impedir
cualquier acuerdo que pueda lesionar los intereses patrios.
Pidieron desde los sectores de
oposición sinceridad en el dialogo, pero sólo al gobierno, sin ellos prometer
nada en el mismo sentido, pidieron señales gubernamentales sobre la sinceridad,
pero ninguno estableció compromisos alguno para dar señales equivalentes de su
parte.
Alguien hasta se atrevió a
justificar la violencia señalando las manifestaciones como protestas
estudiantiles pacíficas. Pidió justicia para una dama asesinada, según él, por
las fuerzas gubernamentales, tratando de ocultar el horrendo asesinato del
motorizado degollado con una guaya en una calle del este caraqueño.
Aunque hubo, al menos
verbalmente, apoyo total a la paz. No hubo por parte de la oposición ni un solo
gesto de arrepentimiento y perdón, como lo exigen para ellos, desde el gobierno
y desde el pueblo revolucionario.
Somos un pueblo pacífico,
solidario, enemigo de toda violencia, que anhelamos la paz como el camino hacia
el desarrollo, hacia la equidad, hacia la igualdad y hacia la felicidad de
todos.
Estemos atentos en la
organización, movilización y lucha por construir la paz, sin claudicar a
nuestra revolución Bolivariana y Socialista.
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