Por: Juan Alberto Sánchez García
La producción de desechos sólidos en Venezuela ha venido creciendo en forma sostenida y cada día pareciera convertirse en un problema más del país, todo derivado de los patrones de consumo que se le han venido imponiendo a la población con uso masivo de materiales para empaques, acortamiento de la vida útil de productos y mercancías, disminución de tipos de botellas y envases retornables e imponiendo el mercado los llamados empaques y materiales desechables, lo cual hace que se presente en cada rincón habitado de Venezuela, un aumento acelerado de la producción de basura.
Los estudios de diferentes instituciones públicas y privadas sobre el tema de la basura indican que el 62 por ciento de la basura producida en el país es de origen doméstico, y el 38 por ciento de origen industrial y comercial, lo que revela que cada venezolano produce diariamente 1,2 kilogramos de basura, cifra por lo demás alta y que debe encender las alarmas de toda la comunidad, amén de que solo se recicla aproximadamente el 2 por ciento de la basura que se produce y el 80 por ciento se maneja a cielo abierto.
Es lugar común abrir un periódico local o nacional, ver los noticieros de la tv, que diariamente están abordando el tema de la basura como un problema ya de la comunidad y cada quien tiene su enfoque particular sobre tal situación; para quienes vivimos en el Táchira no es raro ver los pueblos y ciudades atosigados de basura; nuestra San Cristóbal es un buen ejemplo de esta grave situación, que no es de ahora, sino que quienes la han gerenciado han venido corriendo la arruga de una situación ya casi convertida en un problema de salud pública. Cifras de la Organización Panamericana de la Salud y del Instituto Nacional de Estadística, demuestran que San Cristóbal entre 1999 y 2010 presenta un cuadro crítico y alarmante en cuanto a la producción de basura, en ese periodo la población crece el 9 por ciento, el incremento en la producción de basura es de 54 por ciento y la producción por persona se incrementa en un 33 por ciento.
Muchos de los burgomaestres actuales y parte de los que se fueron, han salido a otros países a ver cómo se ha resuelto la disposición final de los desechos sólidos y pareciera que no han aprendido la lección o sencillamente se les fue todo en turismo, pues han retornado al país a seguir en sus funciones y el problema de basura ha continuado su marcha acelerada, uno de ellos, recuerdo por reseña de la prensa, envió una nota de prensa y una foto desde Alemania, donde estaban buscándole las soluciones a San Cristóbal.
El próximo mes de septiembre se cumplirán 17 años de haberse iniciado MANORTA, que es un proyecto de disposición final de desechos sólidos, en las cercanías a la zona industrial de La Fría en el municipio García de Hevia, adquiriendo la finca “Las Marías” en una mancomunidad de 10 municipios del estado Táchira, adonde para el año 2011 llegaban diariamente 250 toneladas de basura, sin alguna clasificación previa, según lo indicaban sus administradores y gerentes.
A Manorta llega basura de sitios distantes, por ejemplo de: San Simón, Pueblo Hondo, Mesa de Aura, como parte de los diez municipios que integran esta mancomunidad, y es aquí donde se empieza a observar la dificultad y poca viabilidad de un proyecto tan importante como este, pues solo habría que averiguar cuánto cuesta transportar la basura desde cualquiera de esos lugares y cuánto paga el usuario por el servicio; lo que demuestra que es un servicio muy costoso, que los costos los asumen las alcaldías y eso trae como consecuencia la mala calidad del servicio público y que permanentemente estén dañándose los camiones compactadores de basura, los cuales son llevados con esos altos pesos de basura en distancias muy largas, pudiéndose solucionar esto con un plan de recolección de basura seleccionada, llevada luego a un lugar de transferencia y finalmente al vertedero de basura, con lo que se estarían cuidando los camiones compactadores en su uso y durabilidad.
Cuando se estudia la actual situación de la disposición final de las basuras, puede observarse perfectamente cómo los estudios y proyectos apuntan solo a las variables macros del problema y en muy contados casos, encontramos que esos estudios estén desarrollando programas educativos que permitan indicar lo que se está haciendo para lograr disminuir la producción de basura diaria por persona, que es la verdadera razón del problema, en estos programas a la ciudadanía poco se invierte porque pareciera que tiene muy poca visibilidad e impacto, solo se le dedica el dinero a los “grandes gastos” como compra de camiones, etc; qué interesante resultaría ver una propuesta técnica – social, que indicara que en los próximos 10 años las ciudades y pueblos del Táchira verían reducida la producción de basura, digamos en un 50 por ciento, gracias a un ambicioso proyecto social de reducción en la producción de basura, eso sí representaría la verdadera solución al problema de la basura; cuando esto suceda, estaremos hablando de calidad de vida, de ciudades más humanas para vivir y disfrutar.
humogria@gmail.com
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