martes, 21 de enero de 2014

Lenin: Un hombre de práctica revolucionaria constante e incesante



“Lenin fue desde el primer instante no solo un teórico de la política, un filósofo de la política, sino un hombre de acción, un hombre de práctica revolucionaria constante e incesante”, así calificó en 1970 el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a Vladimir Illich Ulianov, mejor conocido como Lenin, la figura decisiva de la gran Revolución de Octubre de 1917, que permitió la conformación de la Rusia Soviética.

Este 21 de enero se cumplen 90 años de la desaparición física de Lenin, quien falleció en 1924, a los 54 años de edad, tras sufrir un derrame cerebral, víctima de las secuelas de un atentado contra su vida.

El atentado se produjo el 30 de agosto de 1918, cinco años y medio antes de su muerte, cuando Lenin salía de la fábrica de Michelson, en Moscú, donde había hablado con los obreros. El revolucionario fue alcanzado por tres balas envenenadas.

Fidel cataloga a Lenin como aquel hombre que puso en práctica la doctrina de sus dos grandes maestros: Carlos Marx y Federico Engels.

“Le correspondió desarrollar aquella doctrina (marxista) y aplicar aquella doctrina en condiciones tan difíciles, que resulta verdaderamente imposible imaginársela en situaciones peores”; puesto que Lenin surgió “en el seno de un país donde la inmensa mayoría de la población era campesina y donde predominaban todavía condiciones absolutamente feudales, donde incluso cualquier dogmático del marxismo habría considerado que sería el último país de Europa o uno de los últimos en llevar a cabo la revolución marxista”.

Un excepcional líder

El sociólogo y doctor en ciencias políticas argentino Atilio Borón, califica a Lenin como un excepcional líder político, puesto que “fue el principal dirigente de la Revolución Rusa, fundó la República Soviética, que luego se convertiría en Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, resistió las agresiones y sabotajes de las 'potencias democráticas' de su tiempo y creó la Tercera Internacional, fiel al internacionalismo proletario y a las necesidades organizativas de la revolución mundial”.

Al igual que Fidel, Borón aclara que en la labor de Lenin “no había una pizca de academicismo”, porque “toda su obra escrita tenía un sólo norte: posibilitar el triunfo de la revolución socialista que debería poner fin al dominio zarista y al capitalismo”.

Acabar con el capitalismo

El espíritu revolucionario de Lenin sigue vigente y toma mayor peso a raíz de la crisis del capitalismo internacional. Su visión está presente en los espacios donde se combate al capitalismo y al imperialismo.

En América Latina y El Caribe estos espacios comenzaron a multiplicarse, con Cuba a la vanguardia, a partir de 1999, cuando llegó al poder en Venezuela Hugo Chávez, padre de la Revolución Bolivariana.

En 2010, Chávez recordó la mirada que tenía Lenin sobre el capitalismo. Durante un acto en la fábrica de Venirauto, el 15 de junio de ese año, el líder revolucionario leyó un fragmento del libro “Sobre el problema de los mercados”, escrito por el dirigente ruso.

“Por capitalismo se entiende la etapa del desarrollo de la producción mercantil en la cual no sólo los productos del trabajo humano, sino la misma fuerza de trabajo del hombre se transforma en mercancía. De esta manera, en el desarrollo histórico del capitalismo resaltan dos momentos: 1) la transformación de la economía natural de los productores directos en economía mercantil, y 2) la transformación de la economía mercantil en economía capitalista”.
En ese apartado, Lenin explica que “la primera transformación se efectúa en virtud de la aparición de la división social del trabajo, la especialización de los productores individuales y aislados dedicados sólo a una rama de la industria”.

Mientras que “la segunda transformación se realiza en virtud de que los productores individuales, al producir cada uno aisladamente sus mercancías para el mercado, se colocan en posición de competidores: cada uno trata de vender más caro y comprar más barato, lo que necesariamente da por resultado el reforzamiento del fuerte y la caída del débil, el enriquecimiento de la minoría y la ruina de la masa, que conduce a la transformación de los productores independientes en obreros asalariados, y de muchos establecimientos pequeños en pocas empresas grandes”.

Por ello, Lenin planteaba y puso en práctica una nueva sociedad, basada en relaciones de producción en las que el ser humano esté por encima del capital.
AVN/YVKE

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