viernes, 21 de febrero de 2014

AL RESCATE DE LOS CULTIVOS ANDINOS


(Juan Alberto Sánchez García) La Biodiversidad que poseen los países andinos: Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, es sencillamente estratégica, desde el punto de vista de la alimentación y mantenimiento de los  ecosistemas. Estos países tienen en común muchas cosas, desde lo cultural hasta lo agroalimentario, de allí la importancia de implementar programas andinos comunes.

En los andes venezolanos y específicamente en el estado Táchira, hemos venido sistemáticamente perdiendo una serie de cultivos, cuya mayor importancia estratégica es que son nativos lo que ofrece la ventaja que esta garantizada su producción sin la importación de insumos.
En varios municipios del Táchira, específicamente en Uribante, José María Vargas y Jauregui, hay cultivos andinos en proceso de extinción y que fueron la base de la alimentación de otras generaciones, podemos citar entre otros, una leguminosa de gran valor proteico como lo es El Gallinazo, un maíz amarillo de excelente calidad para hacer arepa y chicha y El San, del cual se extrae la harina conocida como Sagú.
El gallinazo, es una especie de frijol de color verde, que se siembra en los campos tachirenses casi que en forma marginal, es decir, sin aplicarle ninguna técnica agrícola de mantenimiento, fertilización y  riego,  y sin embargo su nobleza de cultivo andino   hace que se produzca este grano el cual se prepara como sopa.
El maíz amarillo, es un cereal único de estas alturas por encima de los 1500 a 1800 metros sobre el nivel del mar, su calidad no tiene discusión y ha formado parte integral de la alimentación del andino, para su arepa y chicha.
 El San, es un rizoma pero digámoslo es como un tubérculo, de gran valor alimentario y tradicional en nuestro Táchira;  del San se extrae la harina conocida como Sagú, que tiene muchos usos no solo alimenticios, sino industriales y farmacéuticos.
Mencionamos  estos tres cultivos, solo para ilustrar al lector de las bondades que tenemos en el campo andino, como alternativa alimentaria con la gran ventaja de ser cultivos autóctonos y no tener que depender de semillas importadas para producirlos, con la bondad de su valor nutritivo y con la virtud de ser originarios de la región andina.
El Sagú ha sido una harina cuya versatilidad va desde el uso en la industria farmacéutica como cubrimiento para las pastillas, pasando por el uso casero en atoles, mazamorras y los  bizcochuelos que es una torta de muy buena calidad y aceptación por el paladar hasta el uso industrial como pegante.
Qué nos ha pasado entonces? Que la dinámica de la sociedad ha venido aceleradamente cambiando nuestros hábitos alimenticios, sin importarle en la mayoría de las veces, las consecuencias en la salud que esos cambios han traído.
El Sagú por ejemplo fue paulatinamente  sustituido por las harinas de arroz y mezclas de otros cereales, como alimento para los niños y los adultos mayores, por eso hoy su producción es muy escaza y los precios son elevados.
Hay en los centros de investigación y universidades tachirenses, varias investigaciones al respecto que se pueden y deben actualizar, para promover con las alcaldías, programas de rescate y relanzamiento de estos cultivos, que por lo demás,  hoy tiene buena rentabilidad económica, por su demanda insatisfecha y escasez del producto.
Es necesario que la gobernación del estado Táchira, se proponga como un coordinador promotor, a refundar la agricultura tachirense sobre la base de sus potencialidades y capacidades locales, para diversificar la actividad agrícola. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario